Irene
Visitante
|
 |
« : Enero 18, 2009, 07:16:10 » |
|
De nuevo, la seda intentaba atraparme en su capullo, mas mi rápida
metamorfosis me lanzó a un tren destartalado y casi vacío. No teníamos
AVE, por eso el extremeño de a pie prefería el coche. Yo debería haber hecho lo
mismo, pero cuando mis alas se extienden es imposible pararme. A pesar de mi
ansiada soledad, penetré en un compartimento donde una joven se columpió en
mi mirada.
-Buenos días- susurré con respeto. Su figura y rostro me llevaron a tratarla con
cierta cortesía. No contestó, sólo sonrió.
Movimiento y silencio me lanzaban en brazos de Morfeo, cuando escuché su voz:
-El filón de los quince hace años que traspasó tu puerta. ¿ Recuerdas?, la
libertad inundaba tu cuerpo. Descalza, corrías por alamedas hasta los ojos del
puente.
Luego, extendías tu halo por todo el planeta, al lomo de un Rocinante moderno.
De tu boca brotaba música de palabras aún no escritas.
- ¿Cómo te atreves?, ¿quién eres?
- Soy tu musa, te invito a que no pierdas el traqueteo de tu último tren.
|