María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #15 : Marzo 08, 2018, 10:43:24 » |
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ojaldeb Algunos de los textos de mi primera temporada en metáfora
Infusa sociedad de manos puras, presa en cárceles de afectos, que amas, con timidez vacía, secreto miedo, coartadas que acarician sin escrúpulo otras muertes.
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Aunque tus ojos verdes, esmeraldas al acecho —a veces — se empañaban de puñales herrumbre de cadenas resabios… echaré en falta tus bizqueos de ignorante frenesí.
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A besos con esa flor con ese pubis, como si hubiéramos existido, como si existiéramos aún.
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Sin maquillajes, enfurecida, la dama gruñe al mar Cuánto tamaño. Cuánta tiniebla. Cuánta violencia para la proa de la gabarra —torso de pétalo— y su candil.
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Apenas si te alcanzo me huyes vuelas de entre mis dedos
Tan rápido. Tan gris. Tan triste. viento de alas rotas.
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Amanece
Tengo el ánima llena con el polvo de debajo de la cama Yo —como siempre— un café solo y andando hacia la puerta de la calle hacia los focos con confeti Mí ánima se tapa los ojos le tiritan los dientes me tira de la mano hacia atrás —Vamos— le digo —que no— me dice Me la echo a la espalda pesa como un saco lleno de moratones — ¡Buenos días! ¡Buenos días! ¡Qué tal? — camino la acera regalando sonrisas.
*****
Tolvaneras de notas fantasmales chocan con las paredes del pasillo llegan al lado mismo de mi cama Es esa joven; viene por las noches, se sienta en mi salón sin dar la luz y se pone a tocar un violonchelo tatuado justo encima de su pelvis Mis miserias se cambian por pelusas que de repente vuelan por el aire Yo mientras tanto duermo, iluminado.
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Noche vieja en familia
¿Por qué estaba ella allí? un fantasma un muerto —con esa hiel en las venas— ¿para cuándo los huesos? o mejor… no ser ni huesos ni ceniza ni polvo ¡nada! —ni venas— pero no ¡ahora no! ahora una a una campanada a campanada las uvas...de la suerte… rodeada de risas de confeti de miradas de reojo de… ¡Extraños! Y el ladrido de sus venas.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #16 : Marzo 08, 2018, 10:44:23 » |
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Dedicado a Juanvi, mi esposo INTERCAMBIO
Surca en mis manos suplicantes el dentado filo donde tirita mi alma e incauta del canal soñoliento mi desolada sangre. Proeza de franco amor es el intercambio para sanarte. No más noches blanqueadas por gemidos de pena incontrolable ni temer que nuestros pálpitos vaguen entre oscuras soledades. En las ondas suaves de tu voz, aguardo, dispuesta con mi nave. Si el perpetuo silencio reinara, juntos marcharíamos. Ay, amor, cómo duele este laberinto, alcoba de clamores. Han rasgado su embestida las luces radiantes de la concordia, y presa, en la oscura mascarilla, urde de fantasmas nuestras sombras. Estoy muriendo un poco, cada día; mi corazón cuitado y cobarde implora que no me falten tus besos ni caricias, ni tus ojos claros de aurora blanca. Desde tu orilla, percibo el mundo, sublime, envuelto en sedas y vainicas; me exceden denuedos, y resurjo gallarda de entre los estrechos riscos y abruptas e inexcusables cruces de la vida. Amor, ya ves, me haces falta.
Carende 02/02/11
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #17 : Marzo 08, 2018, 10:45:37 » |
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Ricard Monforte Gracias a ti
Gracias a ti que me volviste verso, en dulce aroma, fuego de artemisa, para después lucirme en tu sonrisa, suaves labios de acariciar diverso. Yo lo grito con risas y con llantos que surgen a compases de amapolas, y a mi llamada si me ven a solas los fontanares me secundan cantos. Para querer, floreces cual balada, y para amarte yo, verso evidente, algo que nos mantiene cada día incansables, estrofa enamorada, amantes entre rimas, simplemente cariño, sin congoja ni acedía.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #18 : Marzo 08, 2018, 10:46:47 » |
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AL ÁNGELUS. Al ángelus te elevas, madre mía, al misterio te fundes con ardor, ya tu copa consagras al amor, virtud que tu universo conseguía. Majestuoso equilibrio fue tu guía a regiones solemnes, diosa y flor engarzada en los iris de esplendor al Santo Celo viertes tu alegría. Persigo tu perfil, mujer amante, te anuncia con amor la gloria pura escanciada con luz y sal triunfante. El Edén se recobra en tu hermosura tus entrañas gestaron ese instante, mi orgullo, de tu vientre ser criatura.
Rosas.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #19 : Marzo 08, 2018, 10:47:30 » |
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LO POSTRERO
La mar en su grácil vaivén acuna a exánimes guerreros, entre suspiros lastimeros anhelan un mágico edén. Osiris mira con desdén asestando golpes arteros. La mar en su dulce vaivén acuna a exánimes guerreros. Despojos de un último amén, son muecas de cantos postreros. Nobles ímpetus marineros, almas defensoras del bien, entre suspiros lastimeros anhelan un mágico edén. ©®By Raúl Valdez 09/19/2007
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #20 : Marzo 08, 2018, 10:51:05 » |
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Alpha_Centaury Simulo existencia
Simulo existencia al beber la sangre de la luna. Duermo cuando los hijos del sol disputan su jornal. Rapto fantasmas y, a veces, me implico en luchas inasibles.
Otros vivirán mientras sueño mi biografía.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #21 : Marzo 08, 2018, 10:52:07 » |
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Tres vueltas de llave
De ella apenas conocía su silueta, lo poco que dejaban traspasar los visillos de su ventana. Siempre la imaginé triste, deambulando, sumida en sus pensamientos; tal vez la música que día tras día junto con alguna trasnochada tarde llegaba desde su apartamento, me hacia percibirla así.
Un eterno Sabina cantaba desgarrado. Creía poder reconocerla en cualquier parte. En numerosas ocasiones había fantaseado con un encuentro casual con ella. Ya saben, un cruce de miradas, un imprevisto roce en el ascensor. Cuarto C, A. García, esto era lo único que se leía en su buzón, Amalia, Alicia, Alma, Aurora, Arabela... yo seguía especulando con su nombre; Alma; para mí sería Alma.
Me acostumbré a llegar pronto a casa, intentando no hacer ruido, todos mis sentidos permanecían alerta a cualquier sonido que procediera de su estancia. Escuchaba cómo Alma abría la cerradura, tres vueltas de llave, y un sigiloso cerrar, dos pasos y el bolso aterrizaba en el sofá; casi al mismo tiempo Sabina cantaba “ llegas demasiado tarde, princesa” y así era: tarde a mi vida. Alma y yo teníamos un horario parecido. Si hasta ese momento no habíamos coincidido al salir por las mañanas, era sobretodo porque yo retrasaba mi salida hasta que ella cerraba su puerta, tres vueltas de llave, y yo exhalaba un suspiro detrás de la mía, preparado para salir.
Pasaría todo el día esperando llegar a casa. Aguantando la murga de unos y otros, los cuchicheos a mi espalda, para ellos yo era el raro, el que no hablaba, no contaba nada sobre su vida anterior. No tenía ninguna intención de trabar algún tipo de relación con ellos, aparte de la necesaria para desempeñar el trabajo. Solamente con el de contabilidad parecía estar más en sintonía. Como un acuerdo tácito, compartíamos mesa durante el almuerzo, él se enfrascaba en su periódico y yo en el mío. Bastaba con unos buenos días, y media sonrisa.
Abstraído como andaba, no me di cuenta de que el contable realizaba el camino de vuelta a casa unos metros detrás de mí. Tampoco sé qué lo alentó aquel día a alcanzarme, a seguir caminando a mi lado sonriente y dicharachero; durante dos años sólo habíamos cruzado los buenos días y poco más. Persistía en su camino a mi lado, yo, enojado, apretaba el paso, y él seguía, bla..bla..bla. Bruscamente, me detuve delante del portal, a la vez que, atónito, veía cómo el contable, sonriente, sacaba un llavero del bolsillo, y dirigiéndose a mí decía; Cuarto C , ya sabes dónde tienes tu casa.
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« Respuesta #22 : Marzo 08, 2018, 10:53:50 » |
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LILIANA VALIDO
Labradores del destino
Desnudo la transparencia de los sueños no cumplidos. Naufragan entre mis huellas, labradores del destino.
Establecen entrañables diálogos con las raíces de los anhelos distantes. Acarician los perfiles
del escenario. Despliegan la noche luz, desafíos de la vida y su belleza. Encuentro el alba. La habito.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #23 : Marzo 08, 2018, 10:54:50 » |
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Dage Caballero de leyenda
Yo soy el caballero de leyenda, famoso en su victoria ante el dragón, con quien temen los hombres la contienda y conquista a la dama el corazón.
Guardo al rey su buen nombre y gran hacienda pues sirvo con humilde sumisión; encuentro una aventura en cada senda y busco en la hidalguía salvación.
Mas temo a la amistad como al demonio; honrado compañero, por altruismo, ¡no quieras apartarme del engaño!
Prefiero mantener mi patrimonio de fútil entelequia, a tu espejismo: ¡malvivir cada día y cada año!
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #24 : Marzo 08, 2018, 10:55:48 » |
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Mac de la Torre El No Poeta
Pertinaz e infame hado yo resisto tu señuelo, ¡arruina ya mi desvelo! Ojos en surco tostado.
Sintiéndome ruin bagazo confina mi juicio al diestro, si no conozco maestro, de sabias letras ni trazo.
Como navío varado soles conté con recelo, cogí la pluma del suelo en tregua con el tarado.
Arrogante, afloja el mazo, raspa mi rostro siniestro, tan rico convite vuestro naciente de un novel lazo.
El guardián sutil y osado me mostró radiante al cielo, mira al frente con anhelo, concluirás roto y cansado.
Frunció la tinta un abrazo esclava de lo que muestro, terminé con mi secuestro; oda libre en mi regazo.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #25 : Marzo 08, 2018, 10:57:03 » |
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altabix Desamor
Os hablaré de Celia, ella amaneció aquella mañana sobre la cama, abrigada tan solo con el pañuelo que él le regaló la víspera, acarició con su mano la almohada en donde minutos antes él había estado durmiendo. El pañuelo para ella se convirtió en un nexo amoroso entre ella y él y cobró vida, en forma de serpiente que circulaba por su piel como si su cuerpo fuera de madera, convertida así en el árbol de la vida. Y como árbol, se alzó del lecho y puesta en pié alzó los brazos, dejando que la serpiente subiera por sus ramas y enroscada en su brazo, danzó como quien baila un chotis, los árboles no suelen moverse de su sitio por iniciativa propia, pero su cuerpo si se movía llevado por una danza improvisada. De corrientes de viento que entrando por la ventana movían sus ramas, que se agitaban y hacían contornearse el tronco del árbol humano en que Celia se había convertido.
La serpiente, suave y cálida, la besaba con su movimiento, ella disfrutaba notando el tacto de su piel con la del reptil. Y la habitación cambió.
Para sus ojos, las paredes se tornaron en bruma húmeda, y otros árboles habían crecido entorno a ella, que como ella se agitaban, y voces se oían ininteligibles, recuerdos lejanos que el aire traía. Pero su atención estaba dispersa, poseer la vida que se arrastraba entorno a ella la enajena de felicidad, le amaba a él y él la amaba a través de su obsequio que se había convertido en su mano, el brazo que la sujetaba.
Otros árboles danzaban, otros permanecían quietos y una sombra caminaba entre ellos y que parecía animar sus cortezas. Si hubiera podido mirarse, si pudiera haber observado el lugar en el que se hallaba, se habría visto al margen de toda realidad, suspendida en una oscuridad luminosa, entre penumbras neblinosas, sin suelos ni cielos, ni puntos cardinales. Absolutamente ida de sí misma, entregada a una danza imposible, anclada a un suelo inexistente, halló la felicidad y como árbol sin raíz en un universo de oscuridad, alcanzada por la caricia que anima a los árboles que como ella, poblaban el extraño bosque, caricia que reconoció como de la mano de él. Así volvió a amanecer, así la encontraron tendida en el suelo, abrigada por su pañuelo nuevo. altabix
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« Respuesta #26 : Marzo 08, 2018, 10:58:34 » |
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A las perlas de tu razón
I Tengo envidia de él.
Cuando recorre su mirada vil tu dermis con el talle.
De la visión oronda, su pulcro estilo.
Luz reluciente sin inocencia.
Del devenir al no tener futuro. Tu cutis es destino temeroso.
Su pequeña vida transcurre entre tu pedestal y tu cabello.
Cruel travesía su vereda se curva por un camino alzado como tu firme voluntad, el débil, terso aroma de tu espíritu, para su vivir, útil, Selene inmóvil .
Desnudo de temores.
II
Tengo envidia de él, me desconcierta, desconozco sus turnos y raíces.
Mas si lo veo descender, altivo, gobernador de su vida y la tuya, su desenfado sentencioso, seguro, breve, vacilante, me aflige la inquietud.
En las partes oscuras de tu cuerpo ha penetrado. Y sondea las sombras más lejanas por ti desconocidas, dolosamente.
Corregido en el foro Metáforas de Diana Gioia. (c) María Teresa Aláez García. Mayte Aláez. Mtiag.Pernelle.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #27 : Marzo 08, 2018, 10:59:48 » |
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Candela Martí
ROSA FLORECIDA
Cuando me llamas rosa florecida, emergen en mi pecho bendiciones, primitivos antojos, conmociones, y se viste la piel de nueva vida.
Si te abrazas a mí, amante hendida, se desbocan delirios y pasiones, alejando el silencio que me impones, al notar tu pasión que, al fin, me anida.
Acudes por mis puertas laterales, bogando mi deseo incandescente, y tomas mis entrañas a tu antojo.
Sin fingida apariencia ni sonrojo, desnudo mi verdad y, en sus umbrales, claudico ante el amor, mandato urgente.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #28 : Marzo 08, 2018, 11:13:06 » |
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cielo claro
ABISMOS
Por los abismos del alba me curto sin curvar mi intuición, absorta no revivo las veredas presumo de fisuras, sin remiendos, así de mi labranza, acallo la semilla dispersa por la loma de mi pórtico.
(Freya) Mayo 10, 2012
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #29 : Marzo 08, 2018, 11:14:16 » |
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Orlando
Décima a tu hermosura
En la indómita proeza por domar lo inexpresable, encuentro que lo inefable se dice con sutileza: algo tiene tu belleza, un no sé qué me produce, mi voz se quiebra y balbuce al encontrar tus vaivenes. Dicha la tuya, pues tienes un no sé qué, que seduce.
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