María Teresa Inés Aláez García
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« : Febrero 04, 2018, 09:09:26 » |
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altabix
Sombra inoportuna
-¿Vives? -Amando; que es como caminar cuesta arriba sonriéndole al camino. -¿Te importa el silencio? -Hay un mar de voces y miradas que me acompañan. Sólo temo la quietud de los relojes, tengo prisa pero no por mí, sino por la tarea inacabada. -Si no te llevo ahora no te llevaré, no puedo esperar a que descanses; me dices, espera un poco que termine esto y cuando me descuido, otra labor te ocupa. -Déjalo ya. -Cesa tú y dame la mano. A otros me he llevado que ni siquiera han sido conscientes de que han vivido. -Quizá por eso me hiere tu presencia. -Ven, mi mano es cálida y mi sombra acogedora y serena. -Apuesto por el sol, la luz, los vientos, la piel humana, la voz amada y las pasiones, el olor y los sabores. -No sé de qué me hablas. -De la vida, de la plenitud de la existencia apasionada. -Sigo sin saber; mas no me importa, también yo tengo un trabajo pendiente. -Sombra inoportuna. Te encuentro decidida e inflexible. Qué prisas te han entrado. -Ven, ellos te amarán a través del recuerdo. -Ellos a quienes amo. Mi cuerpo quizá te llame, pero mi alma está sobrada de vida, de amor y de canto. ¿Tiene que ser ahora? -Tiene que serlo -No extiendas aún tu mano. ¿Qué siento? -Son mis brazos rodeándote, todo ha terminado. -¿Qué siento?. -El amor de quienes dejas, que trasciende los espacios persiguiéndote.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #1 : Febrero 04, 2018, 09:12:17 » |
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La pluma en mi mano
La pluma en mi mano es buque velero de signos e impromptus, bulto de venenos, arriba al papel en cande silencio. Larga sutileza con un azar diestro.
La pluma en mi mano. De perfiles viejos guía constructora, guarda de misterios. Visión de ladrillos rojos y berrueco. Sobre sus paredes pasean los versos.
Mi pluma en la mano, alambre sintético. Sufre; es estéril. Libre de conceptos. Pulsos electrónicos, hilos indefensos de luz abismal giran por sus cielos.
La pluma en mi mano grita por el pecho. Lo que jamás dice se expone en los besos. En el hombro, inmóvil, pervierte los nervios. Llega hasta los surcos, transforma los dedos.
La pluma en mi mano sigue vericuetos. Calígrafa ágil, peligros inciertos. Provoca temor, carcajea en sueños. Navaja brillante: corregirá yerros.
Poeta febril, glacial nube, cierzo. Veloz por el monte a través del tiempo. Muy apasionada ante tu deseo. Psique, paso, hija piadosa en sus rezos.
Plumilla en mi mano. Atroz cortafuegos. Vuela entre las nubes y sale a tu encuentro. Descubre mi pluma. Te da mis proyectos. Abanico dúctil de voces al viento. Abril 2003.
Corregido en el foro Metáforas de Diana Gioia. (c) María Teresa Aláez García. Mayte Aláez. Mtiag. Pernelle.
Dedicado a todos mis amigos y amigas de Metáforas. Y, en concreto, a Diana. ¡Gracias!
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #2 : Febrero 04, 2018, 09:37:46 » |
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Candela Martí
SEGUIDILLAS con bordón
Al llegar por las noches a mi ventana, entreabro la puerta si tú me cantas.
El rocío del cielo las rosas baña, mientras con tus canciones, suave, me atrapas.
Bajo el dintel, me pierdo cada noche por tu querer.
De reojo te miro, símil de cielo, deseando que pronto nazcan los besos.
Por eso desabrocho todas las cintas para que a mí me calen tus seguidillas.
Bajo el dintel, me pierdo cada noche por tu querer.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #3 : Febrero 04, 2018, 09:38:53 » |
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AUN CUANDO
En argollas inciertas surca el humo de un cigarrillo atado entre mis dedos. Reflexiones prensadas de intuición apedrean mi juicio al detenerse, cincelando en mi ser un rompeolas.
Circundo mi esperanza para amarte, apacible, sensitiva, diseño tu perfil, lo precario aparece como un mar, magulla con su orilla pedregosa la sensatez cargada de mi fuerza.
Sigo sola quizás si no te encuentro, aun cuando yo te tenga frente a mí.
(Freya) 25 Abril, 2012
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #4 : Febrero 04, 2018, 09:39:42 » |
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Conformismo
Hoy sigo el trazo del tiempo en esta negrura amarga. Ignoro si él conduce los pensamientos que andan buscando asir tu memoria. Tu ausencia se vuelve llaga. Me siento oscuro, distante de tus manos nacaradas, de los ríos de tu pelo, de los sotos de tu alma; separados por la noche que nos mira, llora y calla. El consuelo lo descubro en la frágil luna blanca, al mirar en su interior, aunque sea en su luz pálida, aunque sea un espejismo, aunque sea ilusión vaga, el reflejo inconfundible de tu cara.
Orlando
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #5 : Marzo 05, 2018, 02:08:47 » |
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Lady Ágata
¿O será sólo el calor?
En las últimas horas, un viento gélido del norte nos ha traído el otoño. Los pájaros, atónitos, han cesado de trinar, callan mientras deciden si ha llegado el momento de migrar, posados sobre las ramas del cerezo rosa de mi jardín que aún conserva el verdor de unas hojas que se resisten a morir.
Apenas hace unos días, sofocada por el calor y la pasión desbordada tras una velada de desenfreno en la distancia, me avergonzaba por mi aspecto descompuesto: cubierta de sudor, lágrimas derramadas durante los instantes de éxtasis y fluidos vertidos por mi cuerpo enajenado por el deseo… ¿O era sólo el calor?
A veces pienso que si no encuentro la forma de sofocarlo, de extinguir este fuego viviéndolo junto al hombre que amo, el volcán me consumirá, anihilándome, reduciéndome a cenizas sin esperanza. ¿O será sólo el calor? El calor del verano teórico de los calendarios ingleses que ya abandonó el país sin apenas haber llegado.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #6 : Marzo 05, 2018, 04:23:13 » |
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Rosa
Infiel
Encubierto en la cruz de mis pesares agoniza un rosario por tu ausencia; cruel blasón en tu crápula indecencia al mudar certidumbre por azares.
Buscando conocer todos los mares, te enrolas en bajeles de insolencia sucumbiendo, en tu afán e inexperiencia, ante hoscos bajíos insulares.
Sojuzgas la virtud de las mujeres basándote en tu sórdida ignominia, barniz de tus impúdicos placeres.
Baldón de estupidez y misoginia, confundes la moral de Baco y Ceres cubriendo tu taimada poliginia.
Rosa (20/10/2011)
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #7 : Marzo 05, 2018, 04:24:21 » |
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César Augustus LA PUNZADA (A María Valente)
Un recelo senil en mis agujas me resuelve la treta del tormento. Las pinchas del amor, a sotavento. Los labios aguamiel, en las burbujas.
Sin admitir consejos de las brujas ni sensuales caricias en el viento, ¡a muerte!, sin piedad al virulento dominio gazapón de las adujas.
Así dejo frustradas las tachuelas pillastres de mi soma posesivo, morfina destructora del colapso.
Sólo busco restar a las espuelas su mordiente rejón desaprensivo. Sin aceros, sin alma, sin relapso.
augustus
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #8 : Marzo 05, 2018, 04:26:09 » |
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Dulces alabeos
Para Hugo
Los hipocampos danzan al ritmo de tus iris y el cáliz del color navega en tu aposento, las pasiones, ingrávidas, undulan coloidales en perennes delirios sin sombras ni desiertos. El súmmum del deleite se cobija en tu cutis y en tus ojos el mundo se derrite soberbio. Cuando caiga la risa de tus muslos acuosos la musa que sucumbe a tus himnos ubérrimos irá por todo el orbe, de éxtasis ardiente, jactándose de bistres y eximios florilegios. En esa coyuntura, me impulsaré al regazo de tu indómita alma y espíritu eviterno, y el zumo de tus poros, oasis sumergido en el éter de aljibes prendidos en tus cierzos, impregnará su néctar en mi talle volátil y daré mi erotismo con dulces alabeos.
Albadiosa
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #9 : Marzo 05, 2018, 04:28:19 » |
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LA RAÍZ DE MI HUELLA
cuando la luz se escinda bajo la gris tiniebla y acampen los silencios entre indómitas ramas, llegará la tristura traspasando las brisas y escribiré en sigilo sobre la tenue hierba.
Cuando bañe la espuma la raíz de mi huella, en todo el universo resonará tu voz y si escucho en mis lares el trino de los pájaros recibiré a las albas con espejos y fiestas.
Cuando vista la tarde su carmesí belleza y a los antiguos muros derriben mariposas, abriré las ventanas al fulgente paisaje y nos traerá la luna perfumes de azucenas.
Cuando brote en la playa mi suspiro de seda y se escondan los tiempos en húmedas clepsidras; me arrullaré en abrazos de soles y domingos, por desnudar las horas de añoranzas y ausencias.
María Bote 17 – 2 - 2014
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #10 : Marzo 06, 2018, 07:34:17 » |
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No Vaciles
Una lluvia de luces transita omnipotente, por espacios perdidos en los mundos astrales. En el alma, la pena se dirige al poniente. Los ojos abominan compartir abisales.
Las congojas se nutren con la sal del rompiente, el dolor nos arrastra por redil de zarzales. Sólo queda la angustia lacerando inclemente, si se cubre el arpegio de emociones vitales.
Si la vida se ensaña no perdamos la ruta. Los nuevos horizontes revestidos de rosas bendicen el coraje de mujer sensitiva.
Ponle mieles al tedio, desecha la cicuta, construye tu futuro por vías prodigiosas. No vaciles, alcanza la luz vindicativa.
Gisela Cueto Lacomba. 24 de mayo del 2010.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #11 : Marzo 07, 2018, 01:44:54 » |
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Yacimiento
Deseas conversar sobre el fracaso; -vislumbro una disculpa en tu mirada- reflejo de dolor ante el ocaso, apetece la luz de mi alborada. Mi historia, biografía de tristeza, archivo indestructible; yacimiento y abasto de penuria y fortaleza. Un resumen del amor en detrimento. Afirmas que me amaste, ¡delincuente! furibundo, abatiste la morada, episodio invernal, furia inclemente, ¡sacude mi dolor tu carcajada! Es ahora tu vida un campo yerto, le adjunto cicatrices con tu nombre. Te asemejas al cactus del desierto, sus púas y aridez suplen al hombre.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #12 : Marzo 07, 2018, 02:03:58 » |
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NAUTA PERDIDA (Cobla Catalana)
Senderos de sibilas amapolas aturden sin respiro mi cordura. Su mayo, mes de génesis, de amores; mi otoño convertido en primavera. Encadenada al mástil de la nave, me envuelve de las sílfides el canto. Es el momento de soltar los nudos, voy dispuesta al desastre por el gozo.
Al fin, acaricié las amapolas soñadas en mis tramos de cordura. No sufro por exánimes amores, mas me rindo a su altiva primavera. Mi tozudez encallará la nave en el bronco arrecife de su canto. Medrosa, desasiendo voy los nudos para llegar al vórtice del gozo. Rocío tan acerbo de amapolas, Vergüenza por la apática cordura, a sus pies arrojasteis mis amores, hipérbaton de otoño y primavera. Rendida, mi respiro está en la nave, junto al embaucador runrún del canto. ¡Inútil artimaña de los nudos! Patética estulticia por el gozo.
Persiste en tu linaje de amapolas. Déjame con mi resto de cordura. Construyo un cenotafio a mis amores, allí sepultaré mi primavera. Las otras quedarán, como mi nave, presas del laberinto de tu canto; hendiste sueños, vil desatanudos. Vomito la memoria de aquel gozo.
mariaValente
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #13 : Marzo 07, 2018, 03:45:09 » |
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Irene
MENTIRAS
Juanma, nombre “chic” de Juan Manuel, policía alto y bien parecido, poseía grandes cualidades, una de ellas, su extrema sinceridad, a veces dañina, le había valido el privilegio de resolver casos raros y realizar sólo sus jornadas callejeras en días de lluvia. Un jueves por la tarde fue llamado por el servicio secreto del excelentísimo ayuntamiento: debía buscar las causas del desorden en la sede de una sociedad. Las disposiciones eran tajantes: todo se llevaría a cabo con el más estricto secreto, y sólo los miembros de dicho grupo serían investigados con suma precaución. Cuando Juanma llegó al edificio, reinaba el caos entre sillas, estanterías, libros y trofeos. Era evidente, alguien buscaba algo de gran valor. Convocados sus asociados, se vociferó, reorganizaron la sala y por último se hizo el inventario de todos los bienes. Nada faltaba, excepto cuatro revistas estropeadas de una reciente publicación. Chistes y bromas se columpiaron entre sus usuarios. Luego, se dieron cuenta que necesitaban recuperarlas, la crisis económica que asolaba en esos momentos implicaba la necesidad de su aparición para el consiguiente descuento de la editora. Era absurdo, ¿quién querría un material defectuoso y de tan bajo coste? Mentira y corrupción desfilaban al unísono. Nuestro policía, decidido, comenzó su interrogatorio. Desdémora, atrapada en la prosa, fue su primera víctima. -Señora, ¿tiene llave? -Sí, pero la perdí hace tiempo. Mis personajes, cansados de este lugar, decidieron tirarla por el alcantarillado. -¿Por qué? - Prefieren la soledad. -¿No será porque están o parecen muertos? -No, o quizás sí. Todo depende de un crítico apolítico, ¿dónde está ese crítico?, ¿alguien lo conoce?, y volvió a su natural mutismo. Socorro, correctora de poetas, la sustituyó: Juanma quiso allanar semejante trance mediante lisonjas de perfección y trabajo arrulladas por la premisa de la necesidad. - Poetisa, ¿estuvo aquí esta semana? -Imposible, he viajado continuamente por el intricado mundo de la Web para fortalecer mis conocimientos. La voluptuosa y joven Alba acudió en su ayuda. -Dígame, inspector, ¿tiene algún problema con nosotras, “las agredidas”? - Y tú, ¿tienes algo que decirme? -Apenas llevo un mes aquí, y la llave aún no entra en la cerradura debido a la pequeñez de mis conocimientos. Animadas por la valentía de Alba, presidenta, tesorera y secretaria, replicaron al unísono: -Nosotras tampoco hemos estado aquí, bastantes problemas tenemos con acudir a distintos eventos, ya sabe, nuestro cargo es casi político, y como tal son los asesores quienes se encargan de lo más importante. La cabeza del espía se saturaba. Estuvo a punto de gritar ante la argucia de los demás miembros por el rotundo “no“. Sin embargo, él presentía el engaño oculto y lo iba a encontrar. Concluyó la sesión y decidió seguir solo su investigación. Los chubascos golpeaban esa mañana cuando diviso la figura de Desdemora envuelta en un impermeable transparente. La siguió y vio como se perdía por laberintos desconocidos hasta acceder a una minúscula puerta. Al penetrar pronunció: “los seres humanos somos crueles”, y todo se evaporó. Frustrado se sentó en el húmedo suelo y bajo la cabeza. Allí estaba una de las gacetas defectuosa. La abrió con desgana. Nada, todo blanco, continuó. Al final una frase, la misma que pronunció Desdemora antes de desaparecer. Pasaron días, volvieron las precipitaciones y con ella su servicio en la calle. Se movió melancólico hasta que percibió tres siluetas poderosas. Se dirigían al centro. Ahora sería más fácil su cometido. Una curva lo hizo adentrarse en escaleras oblicuas llena de extrañas eminencias. Un mayordomo tocó la campanilla y todo se esfumó mientras surgía un defectuoso objeto, donde leyó: “El caos crece en cada intento de dominarlo. Lo mejor sería estarse quieto y no hacer nada”. Desesperado se incrustó en la comisaría hasta un nuevo aviso. Socorro lo llamó “desahuciada“: -Por favor, sal otra vez, mi casa se está inundando. El deber venció sus desilusiones, caminó frenético a pesar del fuerte chaparrón. A llegar el edificio era un lago donde libros de todos los tamaños se habían convertidos en barcos improvisados. En el mayor de ellos, Socorro, suplicante, le extendió algo: -¡Léelo! -Juanma crispó todo su cuerpo y entonó: - “Hay que vivir desde el conocimiento”. Todo desapreció quedando la fachada de un inmueble burgués. La lengua se le heló entre los dientes mientras susurraba: “se están burlando de mi“. A pesar de las amenazas de sequía debido al cambio climático, el invierno espantaba con sus frías lágrimas. Nuestro personaje se vio obligado a salir de nuevo de su refugio. Esta vez portaba bien escondido los manuscritos estropeados. Anduvo tras el sonido de los chubascos. Pronto unos reflejos dorados interrumpieron sus pasos. Era hora de regresar, más una figura angelical y graciosa caminaba entre casas con hermosos balcones llenos de flores. Juanma, desobedeció las órdenes al perfilar el amor y la felicidad. Corrió tras ella. De pronto la muchacha se volvió articulando las palabras del último cuadernillo: - “Los dichosos raramente son duros de corazón, tienden a la compasión y dejan participar a otros de su abundancias”. Nuestro detective no pudo más, se derrumbo y estuvo a punto de dejarlo todo. Entonces, varias personas lo levantaron con cariño mientras murmuraban: “Nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira”. Juanma sonrió y supo que volvía al mundo real de los sueños.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #14 : Marzo 08, 2018, 10:41:46 » |
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Calendo Griego
El músico
Oigo los tímidos acordes, en áspera armonía combinados, ascender y bajar en compases hirientes.
Noto los dedos duros, malheridos sobre el teclado indócil, vertiendo progresiones imprecisas.
Tenaz, el alma, lanzándose frenética en su fe, desde la cima con el mismo tono,
surca al final —bemoles, diesis, tónicas—, la consonancia del heroico vuelo en el olvido azul del gris aprendizaje.
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