María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #15 : Diciembre 21, 2017, 02:31:41 » |
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LETANÍA
No sé si me basta Coruña, uña que mi nervio bosqueja, queja la formulo, pues cuesta esta lejanía. La luna una es, y a todos distinta, tinta que primero se olvida, vida que tintó mi recuerdo; cuerdo, no distingo las lunas.
Mas no me saturo de engaños, años pocos toma en mi vida; ida la ciudad, la castiza tiza, el devenir, pues diluye, huye sus trazados, conturbe urbe aún mejor. Pido un nombre, hombre, es mi sola codicia.
¿Cuántos diferentes antecos, ecos míos, ven su figura, hura de sus ansias, la luna, una noche igual?
Dage
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #16 : Diciembre 21, 2017, 02:34:56 » |
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Mac de la Torre
El no Poeta
Pertinaz e infame hado yo resisto tu señuelo, ¡arruina ya mi desvelo! Ojos en surco tostado.
Sintiéndome ruin bagazo confina mi juicio al diestro, si no conozco maestro, de sabias letras ni trazo.
Como navío varado soles conté con recelo, cogí la pluma del suelo en tregua con el tarado.
Arrogante, afloja el mazo, raspa mi rostro siniestro, tan rico convite vuestro naciente de un novel lazo.
El guardián sutil y osado me mostró radiante al cielo, mira al frente con anhelo, concluirás roto y cansado.
Frunció la tinta un abrazo esclava de lo que muestro, terminé con mi secuestro; oda libre en mi regazo.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #17 : Diciembre 21, 2017, 02:56:40 » |
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altabix
Angela
Ella se acercó a él, puso su mano derecha sobre la mejilla de Víctor, le miraba feliz. -Sin tus labios, regaliz tontorrón- dijo-no habría disfrutado este mal día-. Ella amaba a otro, pero deseaba los brazos de Víctor. Al atardecer, toda la esmerada educación que Angela había recibido, quedaba aletargada por los impulsos de su deseo. Todos los miércoles, buscaba cualquier excusa para salir unos minutos antes del trabajo. Sus compañeros intuían el objeto de sus escapadas, apenas algún comentario irónico al día siguiente. -Deja de mirarme- le dijo ella -nunca me mires después; te lo he dicho tantas veces ya...- -...Que debería recordarlo, lo sé- le contestó él. Le miraba conteniendo un golpe de ira, que hubiera estropeado quizá su furtiva relación. -Así es- le recordó. -Los dos sabemos- dijo él -lo que hacemos aquí, vienes y tomas lo que precisas y te quieres ir... como si nada hubieras hecho; no curo la mala consciencia-. El silencio de Ángela, mientras acababa de peinarse, indiferente ante el espejo, que le mostraba su rostro en aquel cuarto de baño; un rostro satisfecho a la vez que molesto. -No quiero discutir contigo- fue lo único que respondió, conectó su teléfono móvil y lo introdujo en su bolso; salió a la calle sola, despacio. Las ciudades, son laboratorios en donde los demonios experimentan, las calles ríos de caras que no deseas mirar. Y él la abrazaba como ningún otro podría hacerlo; ella le deseaba y no quería perderle, no podría explicar sin embargo, la desazón que le provocaba, entregarse así, a la naturaleza más animal de sí misma. Volvía a casa; como todos los miércoles, algo más tarde de lo habitual con su sonrisa y su personalidad adusta y centrada. -¡Ricardo!- llamó nada más entrar. -Estoy en la cocina- la voz de Ricardo guió sus pasos y fue hasta la cocina; le abrazó. -Te quiero- le dijo. Él se sintió feliz y amado, la abrazó y le dijo cuanto le amaba él también. Ella le miraba; le miraba a los ojos y él no veía en los de ella nada extraño, salvo a una mujer que decía amarle. -Si supieras- pensaba ella, mientras su sonrisa acariciaba la mirada de Ricardo. -si lo supieras.... Ricardo volvió al asunto que le ocupaba, ella le observaba; desde hacía días que quería contarle lo que ocultaba, pero el miedo, la pereza, el acomodamiento y el interés lo impedían. Al cabo de unos minutos, Angela abandonó la habitación, estaba ansiosa y meditabunda. ¿Serviría de algo confesar su infidelidad, cuando jamás abandonaría a Ricardo a cambio de un semental?. Convencida de que Ricardo no entendería nada, que no podría entender que ella, le amara hasta sufrir. Cada noche de miércoles agonizaba bajo el techo de su casa, cubierta por las mantas y delante del espejo. -¿Te preocupa algo?- Ricardo la observaba y se acercó a ella. -No, el trabajo. -Entonces déjalo para mañana. -Sí- sonrió Angela -mañana quizá será mejor.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #18 : Diciembre 21, 2017, 02:57:37 » |
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Celebro, al ver los ojos, un convite de amores,
exultantes con orlas de luz y de sonrisas;
vinculadas las manos, su ternura y su goce
junto a los que perduren en fatal agonía.
Espumillón de estrellas rosas, verdes, azules.
Versos en oro y plata destilarán las rutas
al seguir adelante. Oprimen los empujes
de la vida. Recogen, en blanco, sus fortunas.
Y al llegar el minuto de reunirse a la mesa,
dulces y nobles ojos perdí en sueños fingidos.
Propinas generosas de las palabras nuevas.
La burla indiferente del frágil desatino.
Festín estimulante. Navidad cotidiana,
celebración de fiesta, tras un menú variado:
pacífica tertulia, con cariño, en las casas;
hojas de tinte cobre durmiendo desde antaño.
Cirios bajo la artesa, aclaran la oquedad.
Los mortales, conscientes, consiguen su tesoro.
Busquen virtud los hombres. En la honra, el lugar,
si el mundo no sepulta, en el tiempo, su rostro.
Corregido en el foro Metáforas de Diana Gioia. (c) María Teresa Aláez García. Mayte Aláez. Mtiag.Pernelle.
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« Última modificación: Diciembre 22, 2017, 07:39:47 por María Teresa Inés Aláez García »
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #19 : Diciembre 21, 2017, 02:59:08 » |
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Candela Martí
ROSA FLORECIDA
Cuando me llamas rosa florecida, emergen en mi pecho bendiciones, primitivos antojos, conmociones, y se viste la piel de nueva vida.
Si te abrazas a mí, amante hendida, se desbocan delirios y pasiones, alejando el silencio que me impones, al notar tu pasión que, al fin, me anida.
Acudes por mis puertas laterales, bogando mi deseo incandescente, y tomas mis entrañas a tu antojo.
Sin fingida apariencia ni sonrojo, desnudo mi verdad y, en sus umbrales, claudico ante el amor, mandato urgente.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #20 : Diciembre 21, 2017, 03:00:33 » |
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cielo claro
FLORES
Flores e intensos verdes circundaban tu mano. Turba mi umbral tu perfil adjetivo y en la caricia se trenza mi sombra en tus ojos, vistiendo los segundos con un tabardo de amor vehemente.
(Freya) 15 de Febrero, 2012
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« Última modificación: Diciembre 21, 2017, 03:07:30 por María Teresa Inés Aláez García »
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #21 : Diciembre 21, 2017, 03:07:09 » |
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Orlando
Décima a tu hermosura
En la indómita proeza por domar lo inexpresable, encuentro que lo inefable se dice con sutileza: algo tiene tu belleza, un no sé qué me produce, mi voz se quiebra y balbuce al encontrar tus vaivenes. Dicha la tuya, pues tienes un no sé qué, que seduce.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #22 : Diciembre 21, 2017, 03:08:27 » |
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Lady Ágata Sin temor
No me da miedo la nada ni el impávido gentío, el tumulto abrumador de ese tropel cansino, yermo, azul, enajenante, del mundanal egoísmo; ni los ampulosos dogmas: vanos estereotipos, necios manipuladores, sucios embustes baldíos.
No me asustan las fronteras, los quilómetros de abismos entre los que se marchitan los octubres ya perdidos, las ilusiones sin fruto, los sueños antojadizos de tantos amaneceres por los que ahogo un suspiro, sin que el futuro me abrume porque no estarán conmigo.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #23 : Diciembre 21, 2017, 03:11:03 » |
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(69-70)Cristales/Susurros © 2015 A.Emma Sopeña Balordi
Esplendor ISBN: 978-15-0888-438-5
CRISTALES Cristales como besos afilados describen en mi piel las huellas de tu último vacío. Rescoldos del verano, cobijo del glaciar de tu carencia.
SUSURROS
Un reflejo huidizo: tus ojos de papel y el tacto en la carencia. Las notas especiadas de tu risa, susurros del perfume en mis oídos.
No te vas pero nunca te quedaste.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #24 : Diciembre 22, 2017, 04:44:02 » |
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POR MI CAMINO (Dedicado a Diana)
Sinalefa del ¡ay! con la memoria, desbordada malicia de lebreles, ¿sentís en un rumor de cascabeles mi constante liturgia laudatoria?
Evoco los efluvios de la gloria cuando la luz doraba los laureles, las sonrisas sonámbulas, las crueles certezas, ilusión de la victoria.
Senderos bifurcados, ¿es mi sino una fuerza de rosas decaídas? ¿Tal vez de la piedad su flor desnuda?
Errática la sombra del destino, libera de mi ser las florecidas verdades desterradas por la duda.
II
Desplegadas las velas en mi ruta, busco sin fe la guía de la suerte, para sembrar dondiegos en la muerte y reprimir las voces de mi gruta.
El tiempo me regala su batuta. Matizaré mi luz en aguafuerte, donde se funde la piedad inerte del corazón sorbiendo la cicuta.
Camino de la paz, oculto cielo, ¿Con qué fusil de rosas se dispara el gozo de truncar el desconsuelo?
Quisiera demoler antiguos faros, enfrentarme con bríos a mi clara derrota sin cuartel, al raso vuelo.
augustus
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #25 : Diciembre 22, 2017, 04:46:06 » |
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Albadiosa
Tablero bicolor
El hambre de caricias desenfunda el hastío, consume las albricias de un sentir sin sustento ni albedrío.
Se abarrota de excusas el sargal del deseo, negligente y perdido en las confusas muecas de la quietud, sin aleteo.
¿Podrías rescatar el frenesí? Intentas convencerme con razones de no ser de cordura baladí ni jugarme las fichas en pasiones.
Inercia de un tablero bicolor. ¿Prefieres la mesura a la embriaguez? ¡Tablas en el amor! ¿No existe el jaque-mate en tu ajedrez?
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #26 : Diciembre 28, 2017, 08:46:02 » |
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CANCIONES DEL CUANDO
Cuando me miro en tus ojos, dos celestiales espejos, bordando voy los otoños con la aguja de mis versos. Amor, con urgencia imploro, llega en las alas del viento, sin cuitas y sin asombro, por los caminos del tiempo. A la orilla de tu rostro y en perfiles de tu pelo prenderé claveles rojos con esencias del romero.
Cuando percibo la fuente de tu amor por mi cintura, en las venas se estremece mi sangre, libre de culpas. Poemas de luz y suerte escribiré con mi pluma si tu boca pinta verdes en la arena de mis dunas. Transitaré los edenes con los iris por mi blusa y me endulzarán tus mieles por las azuladas rutas…
Cuando gusto de tu boca con estrellas por testigo, mi luz proclama su hora en vértigo convenido; es agua que se desborda por el jardín de los lirios. Vigilias de sol y sombras ante el ara de los ritos. Y mi lengua que te invoca entre luces de espejismos irá esparciendo su aroma en el perfil de tu ombligo.
María Bote 19 – 10 - 2014
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #27 : Diciembre 28, 2017, 08:46:49 » |
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Cofre de Vida.
Las profundidades, oscuros abismos, esconden secretos, antiguas leyendas de barcos piratas y duras contiendas, también de tesoros, sunamis y sismos.
El mar, sus enigmas, son magia y poder, un baile de crestas al ritmo del viento, seduce en las noches, se vuelve violento si añora una tarde su razón de ser.
Su gran magnitud subyuga al poniente, me place observarlo sobre la atalaya, escucho el sonido de olas y playa, me seda la brisa, es mi confidente.
Cobertura azul en los glaucos ojos. Un cofre de vida para mis despojos.
Gisela Cueto Lacomba. 21 de mayo del 2010.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #28 : Diciembre 28, 2017, 08:47:51 » |
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Brindis
Un brindis por el hombre que se marcha, desea la aventura, el devaneo. ¡Salud! ante la copa, ron y escarcha; lloré en imperceptible pestañeo.
"Ya no duele" -mentí, dulce mentira-, añoro su pasión, su afán impío. Sabio, el tiempo transforma en paz la ira; mi inesperada angustia, en desafío.
"Cerrar puertas" -valioso aquel consejo-, lo asumo, reincidir no viene al caso. Él adorna de embustes su cortejo, en síndrome de burla y de fracaso.
Wella
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #29 : Diciembre 28, 2017, 08:48:33 » |
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DEIXIS
HOY paraliza la pluma el ultraje de su olvido. Las letras no tienen musa: es un temor compulsivo hasta tornarse cretino. El arrebato se muda, surge la mente perversa. AYER brindó la bravura de sus versos en volandas. Sin temores, casi augusta, regaló letras profanas, complaciente y abnegada; supo entregarle sin culpa de su pecho la tibieza. MAÑANA será el silencio firme custodia y esclusa, y el mutismo su cauterio. Rimas veladas por brumas, epitafio de su tumba. Él pagará un duro apremio por ofensa tan infame.
SIEMPRE resiste el castigo en un bastión de fracasos, mientras busca en el abismo esos versos oxidados; vagará como un andrajo, sin conforte y sin sentido, al querer unir retales.
mariaValente
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