Sin Prisa
Mágicas, las rimas, recorren la mente
ligeras cual aves de un raro crisol,
no fluye el concepto, continúa ausente,
temeroso vive en frágil bemol.
Recurren las noches de pupila abierta,
silenciosos pasos a través del nido
en busca del sueño que guarda la puerta
y de los amores sin ningún sentido.
Tan sólo quisiera tañer de campanas,
no audaces sermones en templos minados.
Estoica persigo campiñas lejanas
de dulces vergeles que siguen vetados.
Quietud de un oasis, arpegios de aves,
sublimes rapsodias de mar y de brisa,
el ritmo sonoro de cálidas claves
y el ausente paso de un andar sin prisa.
Gisela Cueto lacomba
10 de octubre del 2016