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Foro inaugurado el 23 de noviembre de 2008.
Ricard. In memoriam, 7 de agosto de 2009.
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Autor Tema: Febrero 2016  (Leído 23391 veces)
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #30 : Febrero 26, 2016, 08:36:36 »

A BORGES


   Vivo en una vorágine fantástica
   rica en rosas, en tigres y en espejos.
   Adoro tus escritos, algo viejos,
   de verdad y ficción en mezcla plástica.
   
   Te dedico tu forma predilecta
   a falta de mejores homenajes,
   Pues no sé de los vikings sus lenguajes,
   utilizo tu habla circunspecta.

   Al poco de cumplidos diecinueve
   me fascinó "El Aleph", ese relato
   donde advertí, confuso,mi retrato
   inmerso entre lo místico y lo aleve.

   Hoy, tu último antojo está incumplido,
   te guarda la memoria, no el olvido.


Dage
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #31 : Febrero 27, 2016, 10:32:55 »

   
La multa

Quien no tiene memoria...
Subí las escaleras corriendo, había dejado el coche aparcado en  una zona prohibida.
 Abrí la puerta y entré como un “cohete”  hacia la cocina, había dejado allí el teléfono móvil.
Al volver hacia la puerta de la casa, pasé junto a la figura de una cabeza tallada en madera; me pareció que levantaba las cejas con expresión de desagrado. Me sorprendió y me quedé observándola sin apreciar nada raro; al fin y al cabo, es una figura de madera.
Le dije a mi cerebro que me dejara de líos que tenía prisa; sin embargo y a pesar de que era imposible,  habría jurado que la talla de madera movió las cejas.
Al bajar a la calle,  vi que mi coche estaba siendo multado por un policía de tráfico; es inútil poner excusas, lo mejor es dejarle redactar la multa y acabar, no tenía tiempo de discutir con un policía.
Cuando me dio el resguardo de la denuncia, el papel era  rosa  tirando a fucsia, me sorprendió y al levantar la mirada...  la cara del guardia era redonda, completamente circular y blanca y unos labios enormes cubrían la parte inferior del círculo.
Me sentí mareado, raro, algo asustado también,  caminé hacia el coche sin querer mirar a mi alrededor, abrí la puerta y entré. Fuera estaba el guardia, ya con el aspecto normal que todo guardia debe tener; me miraba fijamente, desconfiando de mí por algún motivo.
-Tiene que ser un sueño- pensé. - Una pesadilla, tengo que despertar y todo será normal-.
De manera que me quedé quieto al volante, veía como las gentes y el guardia me miraban, todos me observaban y yo me reía de ellos.
-¡Idiotas residentes en mi imaginación, iros a la mierda!-. Les dije yo.
Entonces el guardia se me acercó decidido y me dijo:
-Salga usted  del coche por favor-.
Me quedé dentro del vehículo y observé que a mi alrededor se amontonaban ojos, sólo ojos, ni bocas ni orejas, sólo ojos que me observaban.
Me enfadé, salí del coche airado y la emprendí a golpes con esos ojos; gritaba:
-¡Ya está bien pesadilla asquerosa, vete ya!-.
Escuchaba sonidos que no podía identificar, de pronto, caí al suelo y las cosas a mi alrededor volvían a ser reconocibles.

Entre varias personas me habían reducido, estaba de cara al asfalto con los grilletes puestos en mis manos,  pegadas a la espalda.
Ante mis ojos caminaba una hormiga, indiferente a mi presencia, se me ocurrió pensar en que quizá otros ojos me observaban, y yo era tan indiferente a su presencia como la hormiga era indiferente a la mía.  Mientras, las cosas pasaban sin importarme mucho, reflexioné acerca de la existencia de la hormiga, de cómo ella hacía su vida, sin saber que muchas compañeras suyas habían sido aplastadas o  gaseadas por gentes de mi especie.

Recuerdo que me llevaron a algún lugar, me transportaron de allá para acá, se preocupaban por lo ocurrido conmigo, imagino, porque recuerdo a alguien haciéndome preguntas que no acabo de recordar, pues a medida que reflexionaba acerca de la hormiga, todo cuanto ocurría me iba siendo indiferente.

Altabix
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #32 : Marzo 02, 2016, 11:00:17 »

Corregido en el foro Metáforas de Diana Gioia.
Dedicado a todas las mujeres de mi vida: familiares, amigas, conocidas.

I
Descubrí tu esencia entre las flores,
desnuda en el llanto de tu hijo.
Encontré tu aroma en el jengibre
rompiendo el fragor de la batalla.
Encubres la brisa de la tarde,
dócil, en los rescoldos de paz.

Busqué por el día, entre las sombras
oscuras de las aguas y el cielo,
tras las teas del futuro
dulce o desde el óbito.

Di contigo. Débil.
escapaste de la tierra.
Volabas entre las nubes.
No te secuestré.
Las olas te protegían,
frágil, en el puerto abandonado.


Mi retorno, inerte.
Quise vivir en tu espíritu
oculto de amor.
Mas fue estéril mi amargura.

II
Algo en ti me enlaza y desaprueba.
Atraes y te rehuyo.
Deseo. Mas vivo, temeroso,
la derrota de perderte.

Lucho y te amordazo
Quiero verte libre, alma, luz.

Arte de mujer, hermosa
paz: funesta, vitalista.

(c) María Teresa Inés Aláez García. Mtiag. Mayte Aláez. Pernelle.
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María Teresa Inés Aláez García
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« Respuesta #33 : Marzo 02, 2016, 11:01:33 »


SUSPIROS Y LÁGRIMAS


Un suspiro sutil,
cual lágrima de aire,
es perfume aromado de dolor.
Es sollozo y caricia sublimada.
Es murmullo que surge por amor.


Si en su trayecto alado
roza a otro suspiro
con delicada esencia en su cendal,
tal vez brote el milagro de la vida
y formen en sus vuelos un panal.


La música que inicia
con ansia los sentires
es la chispa de un fuego de emoción,
en la hoguera que enciende la nostalgia
por amantes tocados de pasión.


Un suspiro sutil,
cual lágrima de aire,
navega por mi piel hacia tu mar,
deseando que intuyas mis anhelos
y afanoso me vengas a colmar.


Candela Martí
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