Anida
Anida en la ribera
bajo la sombra gentil de los sauces.
Derrama brisa ágil sobre mis ciclos lentos.
Dame tu lumbre ingente,
dame mil noches locas,
dame tu amanecer.
Anida en mi pradera
despacio y sin temor horada cauces.
Cicatriza mi piel, embruja sentimientos.
Dame tu luz prudente,
dame efigies de rocas,
dame inmenso placer.
Anida en la frontera
de la lucha viril con tus sutiles fauces.
Transforma en obsesión los mágicos momentos.
Dame tu lid ardiente,
dame el clímax que evocas.
Dame el fiero volver.
Gisela Cueto Lacomba.
12 de febrero del 2015