Renuncio

[albadiosa]

Renuncio

Era tu verbo gurda soledad,
volubles sensaciones de abandono,
caricias malgastadas en boscajes
sin verdor y sin huellas de unicornios.
La oquedad de tus iris asesinos
trajo a mi nombre azul oscuros tropos,
vertientes en la sed del desconsuelo,
prisionera que liba el triste tósigo.
Quedó tu aldaba sorda a mis llamados,
mi epidermis, colambre de tu adobo,
cansada de curtirse con tus golpes
se asila en el olvido de tu rostro.
Con la aflicción rompiendo la quietud
deambulo en ramales melancólicos
recordando el almizcle de tu boca
y me pierdo en tu voz de laudatorio.
No caeré en tu idilio nuevamente,
con la cruz de mi espíritu en el orco
juro no subyugarme a tus encantos,
alertar a mi oído de tus sórdidos
rumores, frenesí de las palabras,
envolviendo con nieve tus antojos.
Tu lujuria se abona con heridas.
Tu efímero placer no vale el lloro.
Renuncio al aluvión de tus quimeras,
me alejo al cenotafio más recóndito.


Albadiosa