SUAVE BRISA
Te fuiste, lentamente, una mañana
envuelta en suave brisa de verano
y sajé los ensueños de mi mano
pues sentí tu presencia muy liviana.
Deploramos tu vuelo, flor temprana,
al irte con un nimbo de armonías
y rogué porque fueras en mis días
ese ángel guardián omnipresente.
Hoy, ando este mundo penitente
pero nunca mis huellas van vacías.
Pero nunca mis huellas van vacías
si te llamo a través de mis sentires,
pues noto que me mandas elixires
de tu amor, otorgándome energías.
Mi norte se asemeja al que querrías:
silencioso, apacible y trascendente,
pues soy agua emergida de tu fuente
en un símil de arroyo cristalino;
sabiendo que en el fin de mi camino
me estarás aguardando, dulcemente.