LA ESPERANZA
Recala cual suave canto
o como brisa viajera,
al llegar colma la espera
y el penoso desencanto.
Evapora todo el llanto
al revestirnos con sueños
gloriosos y con empeños
engalanados de magia.
Su existencia nos presagia
dulces instantes risueños.
Esta suerte y su favor
nos otorgan la confianza;
con muy poco nos alcanza
para luchar con valor.
Se intuye, incluso, el temblor
de la frágil mariposa
al descubrir a la rosa,
libando de su belleza.
Es germen de gran riqueza
la esperanza esplendorosa.
Si esta virtud nos viste,
notamos que el corazón
se provee de pasión
y su hechizo nos asiste.
La vida no es ya triste
como en el tiempo pasado,
queda el mundo perdonado
si nos retorna el amor.
La alegría es mayor
si se vive esperanzado.