Y SIGO AQUÍ
Me dañan tus silencios, uncidos a mis manos,
penitencias oscuras rasgándome la piel,
al besar, insistentes, mis supinas nostalgias
y vestirme de negro, sin futuro ni luz.
Rememoro tus labios, en húmedas caricias,
en las tardes menguadas de mis meses de invierno .
Y sigo, aquí, en mi mundo, soñando que me sueñas,
percibiendo la vida como trova fugaz.
Si en la noche pudiera eludir los pesares,
tiñendo de alborozo mi penúltima etapa,
cincelaría el aire de jazmines y rosas,
con la ilusión sujeta a tu casual retorno.
Mas sigo, aquí, callada, ceniza de tu lumbre,
confiando que, pronto, me regrese tu voz.