ME IRÉ SIN UNA HERIDA
Con los últimos versos de un poema
vestiré lo restante de mi vida.
Poco más de un suspiro en mi partida
y, en el aire, su nombre, dulce emblema.
En las manos inertes sólo un lema:
este amor tan sentido, que me impida
ser cobarde. Me iré sin una herida
ni un dolor, aunque un fuego me requema.
Estarán las cuestiones solventadas
y los textos hirientes liquidados.
Buscaré, sin temor, mi azul camino
y mis noches de paz, al fin, sagradas.
Y los desnudos versos, enredados,
serán guía en el viaje a mi destino.