Mi nombre: ¡Tempestad!
Alerta y ágil mide lo que su amor provoca,
se fuga al fin del mundo, rebate el compromiso;
sugiere esclavitud... ¡manía avara y loca!
no impongo itinerarios ni él es tan sumiso.
El hombre y la mujer ¡Invierno y primavera!,
disímil y distante la luna está del sol.
Embrujo azul del éxtasis resurge de la hoguera,
temprano se divorcian en cenit tornasol.
De aquel que se maldice: "no sacrifica el alma";
debate inverosímil, herido tiene el pecho.
Con su actitud e incordio le destrozó la calma
y zurce en sus estrofas jirones de despecho.
Inculpo a la ternura, me define indefensa;
difícil convertir mito en realidad.
Es inocente el énfasis; la tozudez, intensa
pasión indisoluble; mi nombre: ¡Tempestad!
Sinónimo de furia, catástrofe suicida
le interrumpo su reino de ideas soberanas.
Él es un ermitaño y yo una entrometida,
¡gran crisis de costumbres y emociones aciagas!
El ímpetu ascendente, suspiro insostenible,
alcoba de promesas, penumbra carmesí;
la piel en plenitud, la noche inextinguible,
banal alegoría, volátil frenesí.
Un iris de esperanza despierta a paso lento;
la lluvia substituyo por gotas de rocío.
Desde mi nube azul deshice un juramento,
mas como brisa frágil, guardé mi desafío.
Blanca Amelia Santos
(Wella)
12/Sep/06