Soledades y murallas
Me escolta la sombría soledad
y percibo una voz, un balbuceo;
atormentan la duda y la ansiedad
la mente con absurdo martilleo.
Alcoba, espacio cruel de mis enojos,
cobarde burlería, vil presidio;
tu endeble portezuela sin cerrojos
es muro inmaterial, un homicidio.
Ataré a los fantasmas obstinados,
contornos de utopía y de quimera.
Permuto los tropiezos en aliados
y visto de antifaces mi ceguera.
Astro estéril de paz en la borrasca:
la luna se ocultó en mi triste aurora.
La ventisca estremece en la hojarasca
segmentos del ayer y del ahora.
Proclamo la renuncia a mi destino,
pues suple a la razón materia inerte
de éxodo abismal, un remolino
que mezcla la parodia con la suerte.
Rehuir nunca jamás cambió la historia,
la ausencia no destruye las murallas
ni eclipsa tu fracaso en la memoria.
forcejeo, pues ¡siempre tuve agallas!
Un majestuoso aullido agita el viento,
con fiereza sacudo los arcanos
y lo oculto desnuda su argumento.
¡Desalojo del alma los troyanos!
Asesino implacable y ambicioso
me sigue sin demora y con premura:
el tiempo intransigente y caprichoso
absorbe juventud de la amargura.
Cual cómplice inhumano del futuro
destruye mis murallas con coraje;
dibuja en tu sendero tan obscuro,
partículas de olvido en el paisaje.
Blanca A. Santos
23/Jul/06
